-"Laponia, es un lugar al que siempre volverás.
Lo tengo claro, tras ver los últimos artículos y haber leído sobre Laponia en los últimos meses. Canciones evocadoras, luces especiales, suelo de vida, agua oscura que refleja todo en su superficie. Laponia es para adultos, para ellos y ellas, para niños, para adolescentes que empiezan y para aquellos que quieren volver.
Siglos de paz, sabiduría y quietud, "en frasco pequeño". Uno al que puedes acceder cuando estés preparado para destapar.
Yo volveré. Y no conozco a nadie que haya estado, que no quiera hacerlo o que no lo haya hecho ya.
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CAMINOS DEL AGUA:
1ª Parte. En busca del nacimiento del Repojoki.
2ª Parte. Río Repojoki
3ª Parte. Río Ivalo.
4ª Parte. Revisión de Material
5ª Parte. Vídeo
1ª Parte. En busca del nacimiento del Repojoki.
2ª Parte. Río Repojoki
3ª Parte. Río Ivalo.
4ª Parte. Revisión de Material
5ª Parte. Vídeo
Tras el primero (CAMINO DEL AGUA". LAPONIA FINLANDESA (1ª PARTE))
y el segundo (2ª PARTE), acabamos la crónica de nuestro viaje a Laponia, con este texto, que compartimos con vosotros hasta que alguno de los que estuvimos,...volvamos y tengamos más que contar.
y el segundo (2ª PARTE), acabamos la crónica de nuestro viaje a Laponia, con este texto, que compartimos con vosotros hasta que alguno de los que estuvimos,...volvamos y tengamos más que contar.
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-"El Ivalojoki me ha sorprendido", me decía Ivan, mientras miraba el paisaje con un remar lento y cadencioso que nos hacía mirar para detrás a los demás (como hacemos siempre para ver si hay alguien que se retrasa por cualquier motivo). Y añadía...: -"no quiero ir deprisa, quiero disfrutar estas partes del río".
Y es que habiendo llegado allí, nada parecía ser más disfrutable que aquel momento, en aquel lugar y en el preciso instante en el que éramos conscientes de verlo y entenderlo.
Fue un descubrimiento muy notable.
Y es que habiendo llegado allí, nada parecía ser más disfrutable que aquel momento, en aquel lugar y en el preciso instante en el que éramos conscientes de verlo y entenderlo.
Fue un descubrimiento muy notable.
El comienzo para nosotros del río Ivalo nos llegaba en nuestro quinto día de travesía y lo vimos llegar (más bien llegamos nosotros abordándolo por su orilla izquierda) con cierta tranquilidad, sin mucho ruido. En la Finlandia que conocemos, casi nada hace mucho ruido, como si el manto níveo del invierno dejara una inercia de silencio y tranquilidad.
Lo conocíamos de oídas. Jose Mijares nos dijo que lo había bajado en canoa, diversas empresas anuncian descensos por sus aguas en viajes organizados con rafts y canoas, es famoso en la bibliografía por su pasado aurífero, y por la importancia del sistema Paatsjoki—lago Inari—Ivalo de 360 km lacustre-fluvial.
Pero de oídas,... no se conocen los ríos, ni nada.
Pensamos encontrar gente: no.
Pensamos que iba a ser plano tipo Lapón: no.
Pensamos que iba a ser de taiga sólo: no.
Pensamos que las playas de arena blanca, roja, negra,..se daban en el mar: no.
Sí acertamos en algo,... el estar allí!
Pero de oídas,... no se conocen los ríos, ni nada.
Pensamos encontrar gente: no.
Pensamos que iba a ser plano tipo Lapón: no.
Pensamos que iba a ser de taiga sólo: no.
Pensamos que las playas de arena blanca, roja, negra,..se daban en el mar: no.
Sí acertamos en algo,... el estar allí!
Resultó que el Ivalo nos sorprendía con cada recodo.
Al susodicho se le conoce como el pequeño Yukón, y no hacen referencia tan sólo al pasado de aventureros buscadores de oro, que a finales del siglo XIX se personaron por estos lares y peinaron las orillas de todo lo que se movía, que también, sino al paisaje cambiante y completo que pudimos ver por su recorrido, como si atravesara todo el Canadá (es un decir, en todo caso sería todo Finlandia)
El Ivalo es un río de 180 kilómetros, que significaban para nosotros la salida directa al lago Inari, ese "mar interior" de Finlandia al que queríamos llegar siguiendo el camino del agua recogida en las colinas del comienzo del Repojoki. Éste, llega al primero en su kilómetro setenta más o menos, y recorren sus aguas, juntas ya, perteneciendo al Ivalo otros 110 km.
Para nosotros, el Ivalo correspondió a los 90 km de ruta que siguieron a los 74,5 que llevábamos ya. Cosas de números y geografía, hicimos los mismos kilómetros, más o menos, que si lo hubiéramos cogido desde sus fuentes. Aunque las nuestras fueron otras (el Repojoki y el Ivalojoki van casi paralelos durante unos 70 km).
Aunque las dimensiones del Yukón nada tienen que ver con las de nuestro río Ivalo, las coincidencias del "Golden Rush" europeo vivido por la región y el contínuo cambio de paisaje (como aquel Canadiense) hacen que se le parezca en cierta medida.
Y no todo iban a ser aguas planas como espejos, también nos iba a dar vidilla con rápidos de hasta grado III (la mayoría fueron II) que estuvieron jalonando cada varios kilómetros, el río Ivalo.
Precísamente, ésta es una de las razones por la que se organizan tours en verano (más en julio que en agosto, porque el agosto aquí es la antesala de las lluvias y el frío). La diversidad de paisajes, la existencia de rápidos de grado asequible para canoas, la disposición de numerosas orillas para acampar incluso con arena blanca y la relativa calma en el tema de encuentros con fauna, hacen de esta parte de Finlandia un lugar de llamada a la "aventura" y a la actividad.
Ya comentamos en una entrada del blog anterior nuestro encuentro con una familia en la que habían dos niños de corta edad justo antes de Kutura. Nos sorprendió que los únicos casi que encontramos en el Ivalo (también una aislada pareja de pescadores) fueran a embarcar por sus aguas en Packrafts, vaya!, y encima con niños pequeños. Nos gustó mucho verlos y nos alegramos de la repercusión del packraft en el desarrollo de "pequeñas" aventuras para gente pequeña. Uau!, si hubieran existido cuando éramos niños...
De los días que pasamos en el Ivalo extraemos la dulce sensación de la belleza que vivimos, casi más aún que la vista anteriormete en la tundra y en el rio Repo. Pero fue porque todos creímos, erróneamente que por ser más transitado iba a ser menos espectacular. O algo así.
Nuestra búsqueda del wilderness nos hace ver algunos lugares con ojos diferentes, según estén más visitados o encontremos menos evidencias de civilización. Pero no fue así. Desde el primer meandro, ya se preveía un cambio en el siguiente y eso nos gustó tanto que incluso fuimos un poco menos rápido de lo que esperábamos, tan sólo para ver y fotografiar el paisaje.
Y así fue.
Contrastes.
Pasamos en el Ivalo los campamentos quinto al octavo, éste último ya en la pequeña ciudad de Ivalo. Todos fueron en tienda de campaña excepto un, pues aprovechamos la existencia de numerosas cabañas de pescadores para pasar la noche en una. Quizá fuera casualidad pero la que encontramos estaba perfecta. Más bien será que no, que cuiden hasta el último detalle no es casualidad. Seguramente estén muy solicitadas porque los ríos de esta región tienen mucha demanda de pesca.
Encontramos varios lugares en los que alguna carretera llegaba hasta el río y en la confluencia una o varias edificaciones de madera, albergaban refugio y baños, con herramientas y menaje en su interior.
Aunque alguno de nosotros duerma mejor en una tienda de campaña, algún otro no, y agradeció dormir bajo techo y sobre suelo sin bultos.
En todos los campamentos intentamos quitar nuestras huellas. La práctica del "Leave No Trace" es algo muy importante para nosotros en cualquier lugar. Ya sea un paraje donde no haya estado nunca nadie o uno que soporte presión de visitantes, no dejar huella es uno de los principios básicos que nos mueven y que debieran mover a todos los que nos gusta el "camino del wilderness". Si bien en Finlandia, en general, no encontramos ninguna huella, a medida que nos acercábamos a Ivalo se hacía patente la existencia de "humanidad". Nos ocurrió una cosa curiosa. Durante la travesía a pie y el descenso del Repojoki, no encontramos más que mosquitos e insectos varios, lo normal de la tundra y taiga (suponemos). Pero en los últimos kilómetros antes de Ivalo, en el Ivalojoki, notamos la presencia de moscas, cuando parábamos (se acercaban al plástico de color azul de los packrafts, calentito al darle el sol y atraídos por ese color) y cuando sacábamos comida. Y en ningún sitio fue así, antes de llegar a un núcleo urbano. Fue muy curioso.
Campos 5, 6 y 7.
Esta ruta que preparamos fue un punto de inicio fundamental en nuestras futuras rutas por Laponia. La presencia contínua de humedales y la falta de orografía notable a simple vista, nos conduce a preparar de modo más exhaustivo los próximos objetivos aunque, por otra parte, nos ayuda a determinar que Laponia es un lugar sin vuelta de hoja, limpio y noble. Calquiera que haya caminado algo por ahí, notará un cambio de lo que ha visto hasta ahora que lo atrapará, puesto que es diferente al escenario del cuasi-wilderness normal del continente europeo, montañas y cordilleras más o menos difíciles.
Y entre otras cosas e ideas, nos llamó la atención el hecho de que esta zona había sido la pequeña Dawson City del viejo continente y nos atrajo, después de haber estado en la original. El Gold Rush que atrajo hacia 1890 aquí a multitud de personas de toda Europa extrajo unas cuantas toneladas de oro, creo que leí 12 Tm del preciado oro, en el Ivalojoki y en otros lugares como Kittila o como Tankavaara en el que se encuentra un famoso museo dedicado a la actividad aurífera.
Hoy día, la extracción de oro se reduce a unas cuantas explotaciones a cielo abierto, famosa es la de Kittila, y a unas decenas de propiedades de licencias, aún a lo largo del río, para gente que vive de ello de forma no muy holgada.
Se pueden ver restos de aquella actividad diseminados por las orillas y es alucinante ver las fotos antiguas en el pequeño museo que existe en el aeropuerto de Ivalo, donde, parece mentira pero se pone de manifiesto en multitud de fotografías, cómo peinaron cada palmo del Ivalo y tributarios principales.
Pudimos comprobar la existencia de grandes artilugios movidos por grandes motores y que movían gran cantidad de material (que pasaban por enormes tamizes en el propio "tinglado") y pequeñas acequias a modo de pequeños decantadores, en varias playas de ambas orillas del río. Incluso nos encontramos algo que parecia una "explotación" en activo, lugar al que nos acercamos mucho, por si el "río suena"...
La ruta que seguimos por el río Ivalo la podemos resumir en esta fotografía extraida del Google Earth en la que están marcados los campos y las distancias.
Se puede observar dónde encaramos al Ivalojoki, saliendo del Repojoki, y cuál fue la ruta hasta la ciudad de Ivalo. También los kilómetros parciales.
La navegación por el río fue espectacular. Si bien fueron muchos kilómetros de aguas lentas, más bien planas, hubo tramos en los que nos ayudaron los pasos estrechos y los rápidos.
La media diaria de paleo fue, en general unos 27 km, llegando a 31 el último día, en el que llegamos a Ivalo, si bien podíamos haber hecho una hora más al día, puesto que apenas madrugamos en este viaje.
Con esos datos, podríamos decir que el Ivalo nos empujaba muy poco y que la media de velocidad fue, sin hacer muchos cálculos, unos 4,5 km/hora, pues remábamos unas 6 horas efectivas.
Conclusión: ruta más que recomendable si sabes lo que haces, para desconectar y dedicarte a un viaje contemplativo, en la Laponia profunda, con lugares espectaculares, medio grado de riesgo, y buenas perspectivas de éxito.
Fotos: Ivan Dominguez, Carmelo Peñate, Isidro Falcón y Eduardo Muñoz.
Publicadas con permiso
Imagen de Finlandia. Al norte, Kalmakaltio, lugar desde donde comenzamos la ruta y el lago Inari donde la terminamos. Laponia (Sapmi, para los lapones), comprende a grosso modo, la superficie de tierra que se encuentra por encima del círculo polar ártico.
Y como premio por haber aguantado hasta este lugar del texto, muuuuuy lejos de donde empezamos, les muestro una filamción corta de uno de los rápidos del Ivalo que tuvimos ocasión de descender. Valga como una invitación a ver el vídeo que haremos de la ruta.
Rápidos del río Ivalo, Laponia. Finlandia from EduMB on Vimeo.
Pequeñisimo avance del vídeo sobre un viaje a la Laponia Finlandesa.
Salud a todos.
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(h) (h) (h) (h) (h)
ResponderEliminarOleeeee, muy bien narrada toda la aventura, ya tengo ganas de volver!!! eso no se hace hombre!!!
Si tío, todo el mundo acaba iendo más veces. Y si no... al tiempo. Gracias Jorge.
ResponderEliminarGenial Edu, gran texto, un placer leerlo. Que bueno recordar aquellos días de convivencia y aventura. Gracias, muchas gracias
ResponderEliminarEnhorabuena Edu y a todo el equipo. Ya sólo falto yo por remar el Ivalojokki. Qué ganas me han entrado con tu relato..
ResponderEliminarYo he estado tres veces por esas tierras... pero nunca en verano. Zona europea relativamente cercana para no tropezar con casi nadie en un mes... ideal para las rutas anfibias.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy bonito relato, bien contado, enhorabuena.
ResponderEliminarJose Mijares
Gracias Edu. Guapisisisisimooooo. Por ciertoooo compraaaaamos los mapaaaaas yaaaaaa.
ResponderEliminarHola chicos!
ResponderEliminarAcabamos de regresar de Ivalo donde hemos estado siguiendo vuestros pasos y tengo que decir que ha sido un viaje espectacular. Creo que hemos tenido mejores condiciones de agua que las que encontrasteis en vuestra aventura ya que desde que nos subimos a los packraft en el lago donde empieza el Repojoki, no tuvimos que hacer ningún porteo. El rio Ivalo, espectacular también. En breve os preparo un artículo de como ha ido la aventura. Gracias por compartir vuestros viajes, hemos disfrutado como niños remando por Laponia!
David Casalprim.