Hace un par de semanas salíamos
pedaleando del centro de la población francesa de Anglet. Se trataba
de nuestro primer viaje, un poco largo, en familia y en bicicleta. Llevábamos
un carrito conectado a mi bici y en é al mi hija de 13 meses. Yo no estoy muy acostumbrado
a montar en bici y el viaje suponía una prueba de cara a viajes
mayores con niños, donde muchos aspectos cambian y hay que familiarizarse con
nuevos elementos y materiales: otra manera de viajar. Ahora, finalizado el
recorrido escribo desde un cómodo hotel de las Landas, en Francia, y trataré de hacer un resumen del viaje y alguna reflexión
sobre el mismo. No ha sido un viaje de aventura en la naturaleza, no sé si este
es el sitio más adecuado para publicar un texto sobre el mismo, pues tampoco me he llevado el packraft, pero es una aventura
al fin y al cabo y el hecho de hacerla con un bebé puede abrir las puertas a
otras familias viajeras a hacer algo diferente. También escribiré algunas conclusiones sobre algo del material utilizado, el mismo
que usaremos en expediciones de mas envergadura.
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Pedaleando en la bella Bazas. Fotografía María Ramírez |
Salimos, como dije, de la ciudad de Anglet. Y recorrimos en su
mayor parte carril bici. Al pedalear con un bebé, el hacerlo en un lugar sin otros
coches se convirtió
en algo primordial a la hora de planificar el
recorrido. Lo hemos hecho todo por vías verdes, unos 400 kilómetros
en total, de ellos cerca de 30 habrá
n sido fuera de carril bici, en
zonas urbanas, o en carreteras de casi nula circulación. Dicho esto
comentaré que los pocos tramos que hemos pedaleado con coches, lo he pasado
fatal pensando en la cercanía de coches y camiones. El viaje lo he dividido en tres partes
para estructurarlo más facilmente y que corresponden con las tres vías verdes que
hemos recorrido:
- Velodyssee 200 km aproximados.
- Vía verde Míos
Bazas 87 km
- Vía verde del canal
lateral de la Garona 100 Km aproximados.
- El tramo de unión entre la segunda y la tercera es la ruta de conexión
Bazas-Castillon en Dorthe 22 km.
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Descanso en el camino. Fotografía de María Ramírez |
La Velodyssee es una famosa vía verde que recorre el litoral atlántico de
Francia desde Hendaya hasta el norte de Francia. Nosotros la seguimos hasta
Biganos, población situada cerca de
Arcachon, por la zona de Las Landas. Todo este terreno es plano y transcurre en
su mayot parte por carril bici, en general fácil y con pocas cuestas. Hay numerosos campings por el camino y
tampoco faltan los hoteles. Al llegar a Arcachon tuvimos un día de descanso que aprovechamos para recorrer la localidad, de ahí atravesamos la ciudad en dirección a Biganos. En Biganos nos dirigimos hacia Míos, en dirección Este. En este
pueblo sale la vía verde que conecta
con Bazas 87 kilómetros después. Fue un placer salir de una zona tan turística para sumergirse en una mucho más tranquila, con más vegetación y menos personas.
Esta vía verde recorre un
antiguo trazado ferroviario y aún
se pueden ver las estaciones por las que éste pasaba. Concluye en la preciosa
ciudad de Bazas. Desde ahí continuamos 22 kilómetros en dirección
norte para conectar con el canal Lateral de la Garona y la vía verde, muy conocida, que lo acompaña hasta la ciudad de Touluse. Este corto tramo abandona el carril
bici para recorrer unas carreteras muy poco frecuentadas realmente. Ellas
desembocan en el canal lateral de la Garona, un lugar tranquilo, plano y
bastante curioso. El canal tiene mucha circulación de barcos que lo recorren en ambos sentidos. Se encuentra
jalonado por abundantes esclusas que regulan el desnivel a salvar para que los
barcos puedan navegar. También hay frecuentes
puertos, curiosos lugares en mitad de Francia donde se pueden ver auténticos
marineros de agua dulce, con sus tatuajes y sus gorras de marino, que atracan
sus barcos a la sombra de los plátanos tras un tranquilo viaje fluvial libre de
oleaje y tormentas. A lo largo de este camino se encuentran toda clase de
servicios: campings, tiendas, restaurantes etc. Nosotros lo seguimos durante
tres días hasta la población de Ange, donde tuvimos que dar por concluido el viaje por cuestión de fechas.
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En la estación de tren de Biganos, cerca de Arcachon. Fotografía de María Ramírez. |
El
haber viajado con un bebé de una manera tan autónoma y eficiente me
hace ver un nuevo campo de posibilidades interesantes que se pueden
realizar. Sin duda animo a aquellos que pueden tener temores al respecto
o que no se convencen. Puede resultar más cansado pues a la dureza del
viaje hay que sumarle el estar constantemente velando por el niño pero
la recompensa es grande. No voy a ponerme aquí a hablar sobre las
bondades de la naturaleza para con los niños pero sin duda, se lo pasan
muy bien permaneciendo mucho tiempo al aire libre, jugando con todo lo
que se encuentran por el camino, revolcandose en la hierba y en
definitiva jugar al aire libre. Otra preocupación que tenía en lo
referente al bebé era cómo iba a reaccionar estando tantas horas en un
carrito. Un bebé que, además, no soporta estar atado como por ejemplo en
los viajes en coche. Me preocupaba la poca cantidad, pensaba yo, de
kilóemtros que podríamos hacer en una jornada antes de que se cansase.
Como resultado solo puedo decir que antes nos cansamos nosotros y que la
enana estaba encantada viendo la vida pasar desde el carrito, echándose
sus siestas o jugando y comiendo reclinada en su carroza. Nosotros nos
cansabamos antes que ella al final de cada jornada. Los primeros días se
mostró un poco más inquieta y quizás más aburrida pero al tercero
estaba plenamente acostumbrada a la vida ciclista. ALgo que me gustaría
comentar a este respecto está relacionado con el carrito donde mi hija
viajaba. Una de sus ruedas comenzó a desgastarse de manera exagerada
hasta el punto de romperse casi por completo a los 350 kilómetros.
¿Hicimos algo mal? ¿una fabricación defectuosa? Me he puesto en contacto
con el fabricante y espero sus comentarios. Os mantendré informados.
Aquí os dejo algunas fotos del viaje. Todas ellas hechas por María Ramírez y publicadas con su permiso:
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Frente a la duna más alta de Las Landas |
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Reparando los pinchazos (3) del camino. |
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Campamento al atardecer |
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Entre los viñedos de Burdeos |
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El canal lateral de la Garona |
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Enseñando cartografía a mi hija de trece meses |
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Desayuno en la tienda |
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Barcos en el canal lateral de la Garona |
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Arrastrando el carrito junto al canal |
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Aparcando el carrito. |
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Acampados |
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Por las calles de Arcachon |
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