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martes, 15 de noviembre de 2022

EXPEDICIÓN SAN QUINTÍN


PRÓLOGO

En septiembre de este año, antes de partir mi viaje a Puerto Natales. Me contactó Andrés Mora, quien el año pasado había intentado una expedición en packraft en la zona, pero el clima no fue tan amigable y reboto en su intento. Ahí conoce a Cristian Águila, un gran amigo y gran patrón de embarcaciones a motor, le termina compartiendo mi contacto.

Paso casi un año para que Andrés planificara otra expedición en la región de Aysén. Esta vez, invitándome a ser parte de ella. ¿Cómo podía rechazar esta invitación? El destino era el Glaciar más grande de Campo de Hielo Norte, el “San Quintín”.

Luego de varios años trabajando cómo guía en Laguna San Rafael y el parque nacional, el glaciar San Quintín estaba en mi lista de salidas pendientes, la cual es bastante extensa jaja. Así fue que junto a Andrés Mora y Jorge Diaz, nos embarcamos por ocho días en uno de los escenarios más hermosos y salvajes que puede brindar la Patagonia Chilena.

 


EXPEDICIÓN

Andrés y Jorge llegaron el 31 de octubre a la Localidad de Puerto Río Tranquilo, ese día nos conocimos en persona y terminamos de ver los últimos detalles de la expedición que comenzaba al día siguiente.

Empezamos el viaje en vehículo desde el pueblo a Bahía Exploradores, ahí nos embarcamos en una de las lanchas que realizan tour a Laguna San Rafael, la empresa en esta ocasión fue “Destino Patagonia”. Cerca del mediodía, mis amigos Eduardo Carrillo y Álvaro Martínez, la tripulación de la Lancha, nos dejan en la playa. Ellos siguen su tour y nosotros ya a pie de vía para comenzar lo que serían ocho días de largas remadas y caminatas.

Acampamos ahí mismo, para empezar bien temprano al siguiente día el cruce completo del “Istmo de Ofqui”. El 2 de noviembre realizamos cerca de 28 km fue una jornada de 12 horas. 2 horas caminando desde Laguna San Rafael, a través de la huella que quedo de los trabajos del Canal del Ofqui, un proyecto de ferrocarriles del Estado a principios de la década del 40. Luego remamos el río negro, que luego recibe el nombre de Río San Tadeo. Fueron cerca de 26 km de remada, equivalente a cerca de 10 horas de remado. Linda jornada para comenzar la expedición jajaj.




Al otro lado, llegamos a la playa del Golfo de San Esteban, que es parte del famoso Golfo de Penas, ahí caminamos al día siguiente por esta paradisiaca playa de arenas blancas, con vista al mar y al Campo de Hielo Norte. El Glaciar San Quintín ya se dejaba ver y en una especie de trance, avanzábamos a paso firme para llegar al destino codiciado de la expedición.

Acampamos en la desembocadura del río Nevados, teníamos que remontar 8 km de río para llegar al Lago pro glaciar de la cara principal del San Quintín.







Tuvimos mucha suerte con el nivel de agua que traía el río, este puede variar mucho dependiendo las precipitaciones y el Deshielo de los Témpanos que vienen del glaciar. En una jornada de 6 horas, logramos llegar al lago pro glaciar. La cantidad de témpanos era impresionante, remamos 5 km más entre los témpanos, para encontrar uno de los campamentos más irreales de los que he estado. Ya llevábamos tres días de condiciones climáticas perfectas, atardeceres hermosos y ya contemplando los témpanos y la pared principal del glaciar.











La llegada acá era para no creer, ya estábamos donde anhelábamos llegar, pero ni siquiera estábamos en la mitad de la expedición. El 5 de noviembre remamos 5 km más entre témpanos, para realizar un cruce de casi 4 km a otro lago pro glaciar, donde caen dos “brazos” del San Quintín.

Los primeros 200 metros de caminatas por la tupición del monte, nos atrapo unas 4 horas, se veía bastante duro el panorama, pero encontramos un mejor tramo para realizar el par de kilómetros que restaban en un par de horas. Llegando ese mismo día al pequeño Lago donde caían estos glaciares. Fue una jornada durísima, donde la recompensa fue indescriptible. Estábamos en uno de los puntos más remotos de la expedición, en un sector muy poco visitado por el hombre, en unas pequeñas playas de arenas blancas, rodeadas de bosque siempre verde y con una vista a Campo de Hielo Norte.






6 de noviembre.

Sabíamos que uno de los tramos difíciles serían el cruce que realizamos ayer y el descenso del río Blanco que haríamos hoy. Previo a la expedición tuve una llamada con mi amigo Isaí Madriz, Entomólogo y explorador. Isaí realizo una ruta similar a la nuestra y me ayudo a identificar los puntos más peligrosos de la expedición. El río Blanco, encabezaba la lista.

Sabiendo esto empezamos el descenso del río, que en Google Earth y otros mapas aparece como río “Cajas”. Tiene tramos bastante normales a otros ríos, pero con unas secciones del río en particular, donde la “tupición” de troncos fue intensa, al punto de portear un tramo, para priorizar la seguridad del grupo. Uno de los puntos más peligrosos es en el delta del río, donde una mala elección de ruta, puede llevarte a un lugar donde de seguro no te gustaría terminar con tu packraft.

La llegada a la confluencia con el río San Tadeo, fue aliviadora. El punto más peligroso de la expedición ya lo habíamos pasado y en esa confluencia, faltando un día de expedición para llegara Laguna San Rafael, ya nos sentíamos (o quizás hablo más por mí jaja) en casa.







Así fue que, al día siguiente, remontando el río y caminando por la turba, llegamos a San Rafael, donde el 8 de noviembre nos pasarían a buscar en la lancha que nos llevaría de vuelta a Exploradores y luego a casa en Puerto Río Tranquilo.



 

AGRADECIMIENTOS

Primero me gustaría agradecer a Andrés y Jorge, por sin conocernos en persona, me invitaron a formar parte de su expedición, por las motivantes conversación de libros y expediciones en Patagonia. Quiero agradecer a todas las personas que se han visto involucradas en enseñarme y compartirme sus conocimientos. Tuve que aplicar todo lo aprendido estos años en ocho días.

Cómo siempre agradecer a mi familia y amigos por sus lindas vibras antes y después de la expedición, a las marcas que me han apoyado, Level Six, Patagonia Raft y Coffee Jam. Y terminar agradeciendo a la misma Patagonia, que en esta ocasión nos brindo unas condiciones maravillosas para lograr esta expedición.

 

Waldo Andrés Aguayo Riquelme

Packrafter.

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