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viernes, 5 de diciembre de 2014

ARTÍCULO ESTRENANDO PACKRAFT por Carlos Almazán.

Hoy tenemos la suerte de publicar una historia que nos cuenta sensaciones y experiencias cuando adquieres tu primer packraft. Carlos Almazán es un amigo aficionado a los viajes, deportes de aventura y naturaleza, que nos ha regalado este relato de gran utilidad para todos aquellos que quieran conocer como y por donde empezar.


ESTRENANDO PACKRAFT

Por fin, tenemos nuestros packrafts. Mi hermano y yo llevamos muchos meses leyendo y releyendo blogs y webs de fabricantes. Primero había que elegir el tipo de packraft. Después el material relacionado con las actividades de río, algo completamente nuevo para nosotros.
Con muchas dudas pero con la certeza de que la única manera de dar con el material adecuado iba a ser con la experiencia. Así que decidimos empezar comprando lo básico: el packraft (AlpackaYukon Yak) con cubrebañeras para aguas bravas y algún enganche extra (para en un futuro llevar la bicicleta), los remos (Manta Ray Carbon), el chaleco salvavidas (Onyx MoveVent Torsion), una bolsa estanca (Sea To Summit Big River 65) y unas correas de sujeción (Sea To Summit Alloy Buckle). Todo lo demás lo adaptaríamos de lo que ya teníamos: el casco de la bici y la ropa impermeable de senderismo.

Muestra del material adquirido. Carlos Almazán.

Ahora tocaba familiarizarse con esto del packrafting.
Queríamos ir poco a poco. El plan era empezar en un embalse, después en un río tranquilo y después ir progresando en ríos con rápidos más complicados.
El punto de partida iba a ser Zaragoza. Como ya sabéis todos, es necesaria la previa presentación de una declaración responsable para navegar en territorio español. Por suerte, un trámite sencillo y gratuito (qué menos). Nos dieron un número de matrícula que tuvimos que escribir con rotulador indeleble en las barcas.

El embalse elegido para estrenar las barcas fue el de Mezalocha, un entorno espectacular donde, por suerte, nos acompañó el buen tiempo a pesar de ser noviembre.
Extendimos las barcas en el suelo y empezamos a inflarlas con la bolsa que en tantos vídeos habíamos visto. Muy sencillo, en poco minutos ya estaban infladas. ¿Y estas varillas? Ah, para el cubrebañeras. Muy ingenioso también. En la caja vemos el único papel de instrucciones que viene con la barca, es para indicarte cómo tienes que atar el asiento al barco. Tiene buena pinta. Ya está todo, ¡al agua!

Primer inflado de los packrafts. Foto de Carlos Almazán.
Packrafts preparados y matriculados. Foto de Carlos Almazán
Supongo que ninguno de nosotros olvidaremos en primer día que nos subimos a la barca. La sensación de ligereza y comodidad fueron las que más me llamaron la atención.

Navegando en el embalse de Melzanocha. Foto de Carlos Almazán.

Emocionados, ya estábamos pensando en el día siguiente. Iríamos a Cabañas de Ebro,un pueblo al noroeste del Zaragoza.  Queríamos comprobar cómo nos apañábamos remando durante una jornada completa, llevando la mochila amarrada con las cosas que llevaríamos en cualquier travesía y  otras cosas a mano como el GPS, el agua y la navaja.

Nos acompañó de nuevo el buen tiempo y tal vez eso y la emoción del primer día hizo que llegáramos hasta la capital de Zaragoza. Diez horas remando, 48 kilómetros recorridos. Paliza desmesurada pero de la que sacamos muchas conclusiones que nos serán útiles en futuros viajes.

Navegando por el Ebro con packraft. Carlos Almazán
Navegando por el Ebro con packraft 2. Carlos Almazán.

Al día siguiente fuimos a los Pirineos franceses, en concreto a Azereix. En la zona hay muchas escuelas de kayak y pensábamos que nos podrían dar un curso. Pero no. ¿quién querría meterse en un río pirenaico en noviembre? Sólo hacen cursos en verano. Pues nada, aprenderemos solitos.

Antes de nada nos apetecía ejercitar un poco las piernas. Así que era el momento perfecto para hacer una excursión y meter en la mochila todo el material que llevaríamos una expedición de "packrafting". Las palas de los remos irían por fuera de la mochila y todo lo demás dentro. La próxima vez creo que pondré el packraft también por fuera, amarrado abajo. 


Mochila equipada para la excursión. Foto de Carlos Almazán.

Estuvo muy bien, incluso nos animamos a sacar los packrafts en un ibón a 1600 metros (Lac d’Aygue Rouye).

Lac d’Aygue Rouye con packraft. Foto de Carlos Almazán.
Los días siguientes los dedicaríamos exclusivamente a los ríos. Los rápidos que tanto imponían al principio ya se empezaban a disfrutar.  Esas zonas poco profundas que elegíamos por error en nuestras trayectorias no se volverían a repetir. Tampoco nos tropezábamos ya con las piedras escondidas debajo de las olas.
En tan poco tiempo vimos que estábamos aprendiendo mucho pero que también nos quedaba tanto por aprender. 
Descenso de ríos en Francia. Foto de Carlos Almazán
Rápidos + Packrafting. Foto de Carlos Almazán.
Ya estábamos soñando con el curso de aguas bravas clase III que vamos a hacer en Navidad en el Río Gállego (Huesca).


Carlos Almazán

Enhorabuena por el artículo, muy útil para aquellos que afrontan con ilusión esta nueva actividad. Gracias

1 comentario:

  1. Gracias por compartir vuestras aventuras. Lo de los permisos es una historia para no dormir, y como dices en la Confederacion del Ebro son gratuitos, en otras no.

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